Bajo la sombra de Santa Marina

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GalerÍa grÁfica: Una nueva jornada de Patios en CÓrdoba Hay algo en los patios de la ruta de Santa Marina que los hace especiales. Puede ser el hecho de que albergue algunos de los recintos que mÁs galardones han conseguido cosechar a lo largo de los Últimos aÑos de concurso o quizÁ sea la variedad los mismos. Lo que sÍ estÁ claro es que el barrio torero por excelencia de la ciudad observa como cada aÑo miles de turistas y cordobeses recorren sus calles en busca de los rincones mÁs caracterÍsticos de la fiesta patrimonio de la humanidad.

La ruta de Santa Marina y San AgustÍn comienza con el patio de la calle Chaparro, nÚmero 3. Este aÑo compite bajo el paraguas de ser subcampeÓn en 2013, pero para las seis familias que lo habitan los premios no son lo importante. Nada mÁs entrar por el zaguÁn se sabe que lo que importa en este patio es la convivencia, algo base para la fiesta que se ha construido a travÉs de la uniÓn de los vecinos de los recintos. AsÍ, bajo el lema Patio Chaparro, donde habita la vida se observa un mosaicos de fotos y frases que adornan una de las paredes mÁs vecinales de todo el certamen. Chaparro es una bocacalle de MarroquÍes, donde se encuentra uno de los patios mÁs premiados de todo el concurso. Los visitantes entran con una cara y parecen salir con otra totalmente distinta. La arquitectura es tan sÓlo una de las caracterÍsticas con las que cuenta este patio y que lo hace Único, pero no se queda ahÍ. Incontables macetas de innumerables variedades, puertas azules, rincones con pilas para lavar o fuentes donde refrescarse, MarroquÍes, 6 no es sÓlo un patio, es algo mÁs. Repartido a partes iguales entre ocho familias y ocho talleres, Elena y Carmen, dueÑas de dos esos talleres, cuentan que este recinto ha aportado al concurso mucho mÁs de lo que el concurso ha podido aportar a MarroquÍes.

La ruta marcada propone que despuÉs de un patio de las dimensiones como el anterior, el visitante se sumerja en un mundo floral de 35 metros cuadrados donde cada aÑo entran variedades nuevas. Su cuidadora, Francis Serrano, comenta que es un recinto pequeÑo «pero con todas las caracterÍsticas de un patio tÍpico cordobÉs». Entre sus particularidades, tejas Árabes de barro o esparto en las ventanas, en concreto, la que da a la calle ofrece una vista espectacular del espacio. Zarco y el patio de patios, es decir, el Palacio de Viana, abren la puerta hacia el siguiente paso de la ruta. En el patio de Juana Romero, en Zarco, 15 se puede encontrar un ficus de mÁs de 30 aÑos entre un caÑÓn verdadero, todo ello bajo ocho arcos de ladrillo visto. Y desde Zarco hasta Parras, una de las calles con mayor concentraciÓn de recintos, hasta tres. En el nÚmero 5, MarÍa Isabel Navajas recibe con una sonrisa a los turistas cuyos comentarios, junto a los numerosos reconocimientos con los que cuenta el patio, son su mayor premio. Navajas afirma que se quedarÍa con todo su patio, pero que si tuviera que elegir un rincÓn favorito destacarÍa el pozo, el lavadero o una costilla de AdÁn que lleva 30 aÑos en la familia. Del nÚmero 5 al nÚmero 8, donde Milagros Aznar cuida con esmero un laurel de dos troncos que heredÓ de su padre y que es la historia viva del patio. Esta casa, de 560 metros cuadrados, llegÓ a acoger a 16 familias y Aznar declara que aÚn guarda elementos de aquellos aÑos, como el pozo.

El Último de Parras estÁ en el nÚmero 6, donde Rosario Cantillo recibe los halagos de todo el que lo pisa y se escuchan comentarios como «este es un autÉntico patio». Entre los tesoros naturales de este recinto estÁ una esparraguera altÍsima que recibiÓ el premio Planta Singular que otorga el JardÍn BotÁnico ademÁs de un limonero con frutos de un tamaÑo que no se ven en los supermercados. Entre la autenticidad de este patio estÁ un pozo central no apto para personas con vÉrtigo, el color negro de muchas de sus mejores macetas para interior o varios botijos. La ruta propuesta por el Ayuntamiento para Santa Marina gira desde Parras hasta la calle OcaÑa, muy cerca de la majestuosa iglesia de San AgustÍn. Unos turistas se sirven a sÍ mismos un pequeÑo vaso de vino blanco mientras escuchan el cantar de varios pÁjaros y el agua correr de dos fuentes. Hay que mirar hacia arriba para observar las balconeras que asoman al patio y para ver un naranjo, eso sÍ, ya en el suelo destaca la presencia de dos pequeÑas tortugas.

Hay que caminar algo mÁs para llegar a los dos Últimos patios de la ruta. Pastora, 2, con una capilla en su interior, guarda cientos de plantas y objetos que lo hacen Único. Sus cuidadores, Rafael BarÓn y MarÍa JosÉ Gallego explican que es mucho trabajo el que supone tener a punto el recinto donde destaca una escalera que sube a la parte de arriba, un pozo o una fuente que aporta ese sonido tan caracterÍstico de los patios. En 45 metros cuadrados BarÓn ha introducido, sin duda, todos los elementos necesarios para convertirse en un autÉntico patio cordobÉs.

Arquitectura moderna pero elementos antiguos, como un pozo que estaba hasta hace poco cegado, son los elementos del patio de la calle Juan Tocino, en el nÚmero 3. Leonor Camorra y Antonio PÉrez cuidan hasta el mÁs Último detalle y han querido introducir una fuente pilÓn que le dÉ un aire de modernidad al recinto. CaracterÍstica inconfundible de este patio es la gran piscina que tiene nada mÁs entrar a la derecha que aporta esa idea de agua y frescor que tiene uno al entrar a un patio. Una gran palmera rodeada de cÉsped y un limonero coronan Juan Tocino, 3.

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